ORÍGENES

Los deportes mexicanos que promueve la marca CROSSFUT® están inspirados en el juego de pelota que practicaban las culturas prehispánicas. Los colores, aromas y música tradicional se retoman para revivir esta ancestral práctica.

Las primeras referencias al juego de pelota se encuentran en el Mural de Tepantitla, ubicado en la zona arqueológica de Teotihuacán en el Estado de México, donde se observan pintados a varios jugadores con su balón, algunos con el cuerpo pintado de amarillo y otros de rojo para diferenciar su rol en el encuentro.

La zona arqueológica de Chichen Itzá, localizada en la península de Yucatán, alberga una de las canchas de juego de pelota más grandes. Entre las más famosas se encuentran las ubicadas en Monte Albán en Oaxaca, El Tajín en Veracruz, Cantona en Puebla, Xochicalco en Morelos, Petulton en Chiapas, Ixtapaluca Vieja en el Estado de México y Gualterio Abajo en Durango.

Hay cerca de 1500 canchas de juego de pelota en toda Mesoamérica, conforme a descubrimientos arqueológicos, lo que nos brinda una idea sobre la importancia que tenía esta práctica en la antigüedad. Pero no sólo hay canchas, también hay representaciones escultóricas, maquetas, estelas, figurillas e inscripciones que revelan los elementos de este juego. Por ejemplo, se encontró una representación de una pelota en la antigua Tenochtitlán, lo que aporta mayores indicios de que existió una cancha de juego de pelota en la hoy llamada Ciudad de México

El juego de pelota prehispánico representa el triunfo del sol en su lucha contra los dioses del inframundo, que sólo puede darse con la intervención de los seres humanos. Es así que los jugadores, cada vez que participan en el juego de pelota, ayudan al sol a vencer a la oscuridad, lo que permite que el sol salga tras cada anochecer.

El Crossbol se inspira en esta práctica, desarrollándose al compás de música prehispánica, con una pelota o balón aromatizados, teñidos de color amarillo en representación del sol, mismo que debe ser golpeado contra una pared con líneas que conforman una pirámide, en un entorno con plantas aromáticas o la representación de las mismas Así, sea uno contra uno o en equipos, se revive esta práctica ancestral que fomenta el desarrollo físico, mental y espiritual, que al rescatar la tradición prehispánica y adaptarlo a la modernidad, busca reafirmar la identidad nacional.

%d